Ayer por la noche ya volvieron a visitarnos las estrellas. Tuve una guardia de lo más tranquila y ahí estuvimos, el marinero y yo. Dos sombras en la oscuridad. Cuatro horas en silencio, salvo algún cruce de palabras por romper la quietud y comprobar que ninguno de los dos se está quedando dormido. Y es que no hace falta decir nada porque los dos sabemos que estamos cansados después de todo el día de trabajo. Curiosamente el cuarto de guardia nocturno es un rato de tranquilidad, si no se complica la situación meteorológica o el tráfico. Escuchando música y tomando café, paseando de babor a estribor y de estribor a babor.
Hoy por la mañana durante mi cuarto de guardia un grupo formado por el contramaestre y 7 marineros ya han bajado al tanque de carga 1 centro para empezar a limpiar los sedimentos que no han podido llevarse las máquinas fijas ni las portátiles. Trabajo sucio y mal pagado, con palas y rasquetas de plástico para intentar despegar el chapapote del plan del tanque. Palas y rasquetas que se doblan de lo pegado que está el fuel, pero por seguridad no bajamos herramientas metálicas por si produjesen cualquier chispa.
Para que os hagáis a la idea de lo sucio que es el trabajo, se entra al tanque con esos trajes blancos como los que se ponen los voluntarios que van a limpiar las mareas negras, unas máscaras para filtrar el aire que se respira en el interior del tanque y las palas y rasquetas para ir llenando baldes y baldes que se van izando a cubierta con un puntalillo metálico. Los baldes se van vaciando a bidones de 200 litros y se devuelven al fondo del tanque. Sólo esta mañana se han llenado 4 bidones y todavía no hemos terminado. Y el tanque 1 centro es de los más pequeños.
La atmósfera dentro del tanque es aceptable, es decir, la concentración de oxígeno está en lo tolerable, cerca al 21%, y la concentración de CO o H2S es 0. Pero es una atmósfera desagradable, un tanque cerrado, un espacio confinado y oscuro, con mucho calor en el interior, huele mal a fuel y a medida que va pasando el día el sol va calentando cada vez más el tanque. Por la tarde sólo se puede trabajar un rato. Hay que postponer los trabajos hasta la puesta de sol, para entrar por la noche y así aprovechar que la temperatura es más aceptable.
Yo todavía no he bajado a los tanques y tampoco tengo ningún interés. Bajaré cuando sea indispensable. Por el momento cuando salgo del cuarto de guardia de la mañana voy a cubierta y le ayudo al primer oficial con cualquier otra cosa, mover ventiladores, colocar mangueras, instalar las máquinas de limpieza, tomar medidas, lo que sea, pero bajar al tanque lo menos posible.
Y nada, hoy por la tarde ya hemos entrado en el estrecho de Luzón y hemos visto tierra por estribor, unas cuantas islas pertenecientes a Filipinas. Acabo de cenar y cuando termine de escribir escucharé música mientras veo algunas fotos que tenga por ahí y en seguida subiré a la guardia de puente y mandaré estas líneas.
El tiempo ha mejorado mucho, hoy ha hecho sol todo el día y el viento a amainado a fuerza 4 del SSW y la mar ha bajado a marejadilla.
Hasta mañana.
Jon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario