Finalmente terminé esta atípica campaña desembarcando junto con el otro 3er oficial y el electricista, sin ver a nuestros relevos ya que abandonamos el barco a las 5 de la mañana y los relevos no embarcaban hasta las 9 de la mañana.
La ultima noche en tierras chinas fue relajada, tras mi guardia de 8 a 12 de la noche, me prepare para ir a un bar en el que estaban casi todos los tripulantes hondureños de nuestro barco, bailando salsa con las chinitas.
Mi intención era la de permanecer despierto para tener sueño en todo el viaje de vuelta. Así estuve hasta las 4 de la mañana con toda la tropa hondureña y a eso de las 4 de la mañana regresé al barco para ducharme y recoger la maleta que ya tenía preparada.
A las 5 de la mañana nos vino a recoger el agente para llevarnos en furgoneta hasta el aeropuerto de Shanghai, tardamos unas 3 horas en llegar.
Facturamos el equipaje y el vuelo con destino París despegó puntual a las 11 de la mañana. Tras un vuelo de unas 14 horas y con el cambio horario llegamos a París a las 5 de la tarde y tras no mucho tiempo de espera cogimos el avión a Bilbao, donde aterrizamos sobre las 8 de la tarde.
Del electricista nos despedimos en París, porque el volaba a Santiago, y del otro 3er oficial me despedí en el aeropuerto de Loiu.
Según me dirigía a por la maleta, ya pude ver a la gente que vino a recibirme. Allí estaban mi aita, Aitor, Raquel, Zigor y Unai, estos 3 últimos vestidos con pijamas en pleno aeropuerto porque eran fiestas del puerto viejo y esa noche era la del pijama.
Fuimos a casa, allí estaba ama. Cenamos algo y enseguida me enfundé mi camisón y mi bata para bajar al puerto.
La noche del pijama se me pasó volando, entre el cansancio del viaje y lo poco que bebí acabé durmiendo en casa de Raquel, y a eso de las 6 de la mañana abrí los ojos y no tenía ni idea de dónde estaba y tenía la paranoia de que a las 8 de la mañana entraba de guardia y a ver cómo llegaba yo hasta China...
Después vinieron las fiestas de Bilbao. Hizo muy mal tiempo y no fuimos muchos días por allí. Ainhoa y Maite estaban por aquí, y algún día quedamos con ellas. Una noche que tocaba Milladoiro en la Plaza Nueva estuvimos Karle, Raquel, Ainhoa, Maite, Unai y yo en el concierto y luego dando una vuelta por allí.
Hasta finales de Agosto el tiempo estuvo bastante revuelto, algunos días que salían buenos íbamos a la playa o a bucear, pero eran pocos días, así que yo fui planeando hacer un viaje a Irlanda para visitar a Ainhoa y recorrer la isla esmeralda.
La ultima noche en tierras chinas fue relajada, tras mi guardia de 8 a 12 de la noche, me prepare para ir a un bar en el que estaban casi todos los tripulantes hondureños de nuestro barco, bailando salsa con las chinitas.
Mi intención era la de permanecer despierto para tener sueño en todo el viaje de vuelta. Así estuve hasta las 4 de la mañana con toda la tropa hondureña y a eso de las 4 de la mañana regresé al barco para ducharme y recoger la maleta que ya tenía preparada.
A las 5 de la mañana nos vino a recoger el agente para llevarnos en furgoneta hasta el aeropuerto de Shanghai, tardamos unas 3 horas en llegar.
Facturamos el equipaje y el vuelo con destino París despegó puntual a las 11 de la mañana. Tras un vuelo de unas 14 horas y con el cambio horario llegamos a París a las 5 de la tarde y tras no mucho tiempo de espera cogimos el avión a Bilbao, donde aterrizamos sobre las 8 de la tarde.
Del electricista nos despedimos en París, porque el volaba a Santiago, y del otro 3er oficial me despedí en el aeropuerto de Loiu.
Según me dirigía a por la maleta, ya pude ver a la gente que vino a recibirme. Allí estaban mi aita, Aitor, Raquel, Zigor y Unai, estos 3 últimos vestidos con pijamas en pleno aeropuerto porque eran fiestas del puerto viejo y esa noche era la del pijama.
Fuimos a casa, allí estaba ama. Cenamos algo y enseguida me enfundé mi camisón y mi bata para bajar al puerto.
La noche del pijama se me pasó volando, entre el cansancio del viaje y lo poco que bebí acabé durmiendo en casa de Raquel, y a eso de las 6 de la mañana abrí los ojos y no tenía ni idea de dónde estaba y tenía la paranoia de que a las 8 de la mañana entraba de guardia y a ver cómo llegaba yo hasta China...
Después vinieron las fiestas de Bilbao. Hizo muy mal tiempo y no fuimos muchos días por allí. Ainhoa y Maite estaban por aquí, y algún día quedamos con ellas. Una noche que tocaba Milladoiro en la Plaza Nueva estuvimos Karle, Raquel, Ainhoa, Maite, Unai y yo en el concierto y luego dando una vuelta por allí.
Hasta finales de Agosto el tiempo estuvo bastante revuelto, algunos días que salían buenos íbamos a la playa o a bucear, pero eran pocos días, así que yo fui planeando hacer un viaje a Irlanda para visitar a Ainhoa y recorrer la isla esmeralda.
En uno de esos días tontos me acerqué hasta Bilbao en el metro y me compré un videoproyector, y de regalo una pantalla. Y de esa guisa volví a casa, con el paquetón de la pantalla que parecía una lanza y el bolsón del proyector.
Saqué por internet los billetes de avión desde Barcelona a Cork, ida y vuelta, así como el viaje en autobús hasta Barcelona.
Al museo marítimo de Bilbao llegó el buque escuela de la armada mexicana, Cuauhtemoc, y lo fuimos a recibir con el Saltillo. Le pedimos permiso a Mikel Lejarza, y tan simpático como siempre nos invitó a mi aita, Raquel, Zigor y a mí a salir casi hasta el cajón a recibirle y acompañarle hasta el museo por toda la ría.
El 1 de Septiembre fue el cumple de aita, hicimos una excursión de medi día al monte Argalario, en La Arboleda, después volvimos a comer a casa. A la tarde me acerqué con aita a dar una vuelta por Plentzia, que estaba de fiestas con San Antolín.
Entretanto, el primer fin de semana de Septiembre eran Sanantolines de Plentzia y allí estuvimos Unai y yo la noche del Sábado y el Domingo por la mañana, que eran los cócteles.
También se celebró el festival internacional de folk de getxo, del 5 al 8 de Septiembre. Estuve todos los días, en todos los conciertos. De los principales, el mejor para mí fue el del primer día, con un grupo alemán que se llama 17 hippies. Menudo conciertazo, me lo pasé en grande.
Los demás días también estuvieron guapos, estuvieron las Cherish the Ladies, Toumani Diabate que también estuvo guapísimo y el último día Dulsori, unos Coreanos, que vaya, no me hicieron mucha gracia.
El 7 de septiembre me preparé con la bici y fui hasta Orduña en el tren. Subí el puerto de la Barrerilla e hice el recorrido desde Untza hasta el mirador del Nacimiento del Nervion y bajar el puerto de Orduña, para vover a pillar el tren. Luego a la tarde me dio tiempo para ir al folk.
El sabado 8 de septiembre fuimos a Santoña, estuvimos en el faro del caballo. Es un sitio bonito y fácil de llegar tras un paseo por un bosque de pinos. Las vistas son espectaculares.
El 15 de septiembre empezó mi periplo irlandés. A las 10 de la mañana cogí el bus a Barcelona, donde llegué a las 5 de la tarde. A las 8 salía el vuelo a Cork. Aterricé en la isla a las 11 de la noche hora local y Ainhoa ya estaba esperándome en el aeropuerto.
Me llevó en coche hasta su casa donde cenamos y brindamos con vino. Esa misma noche me llevó a un teatro donde trabajan sus compañeros de piso. Nos enseñaron el escenario y las bambalinas y estuvimos tomando un trago, porque además de teatro también es un local de marcha.
El 16, era la final del torneo nacional de futbol irlandés. Jugaban los condados de Kerry contra Cork, vecinos y rivales. Estuvimos en el típico pub tomando unas pintas y viendo el partido. Por cierto que los de Kerry machacaron a los de Cork. A Parte de ver el partido, estuvimos dando una vuelta por la ciudad, visitando Patrick Street y un parque muy chulo que había por allí cerca. Volvimos a casa a cenar algo y luego Sharon, una compi de piso de Aino nos acercó al centro, a un pub en el que había una actuación en directo. Cuando terminó nos fuimos a casa porque al dia siguiente ya nos íbamos a poner en marcha para irnos unos días a visitar el condado de Kerry.
El 17 ya nos pusimos en marcha. La idea era hacer el Ring of Kerry con calma, para eso pasaríamos alguna noche en hostales. La primera visita fue a Killarney, un pueblo precioso. Cerca de allí están los lagos de Leane y el castillo de Ross. Bordeamos el Middle Lake, un paseo de unos 7 km. Visitamos el castillo y después fuimos en busca de un albergue que Ainhoa sabía que había por Beaufort, pero que nos costó encontrar porque estaba bastante mas allá, en pleno Black Valley, atravesando el Gap of Dunloe, que es un paso que se abre a través del macizo montañoso de Macgillicuddy, donde se encuentra la montaña más alta de Irlanda, el Carrantuohill, de 1041 m. Menuda carretera para llegar hasta allí! Ya era de noche y no se veía ni torta y nosotros por allí con el corsita por aquella carretera estrecha y recurvada. Al salir de una curva había un ciervo en la carretera y tuvimos que parar y esperar a que se apartase. Después ya encontramos el hostal. Cenamos algo y nos fuimos a la cama.
La mañana del 18 volvimos a bajar por el Gap of Dunloe, pasamos por Killorglin y nos acercamos hasta Dingle. Allí dimos un paseo y tomamos algo calentito, también aproveché para mandar un par de postales. Luego con el coche merodeamos por los alrededores de Dingle y a lo lejos pudimos ver las islas Skellig. Más tarde volvimos por donde habíamos venido de nuevo al Ring of Kerry. Pasamos por Glenbeigh, Kells, Cahirciveen y Portmagee, donde pasamos la segunda noche. Era un pueblecito pesquero pequeñito y acogedor, donde había un bar y un restaurante superchulos.
El día 19 estuvo bastante revuelto. Fuimos a Valentia Island, justo frente a Portmagee. Subimos caminando hasta lo alto de una loma con unas vistas bastante espectaculares, pero estaba desagradable por el viento, el frio y la lluvia. Tambien visitamos los Fogher Cliffs y allí si que nos mojamos bastante. La visita a Geokaun Mountain, el punto más elevado de Valentia, la dejamos porque estaba cubierto y no merecía la pena subir hasta allí. Así que fuimos a Knightstown a tomar algo calentito y antes de ir a Ballinskelligs vimos algunos otros rincones de Valentia.
Tuvimos que ir a Ballinskelligs para hacer la reserva del hostal a las 7 de la tarde porque luego la encargada no estaba. Después de hacer la reserva, el hostal era idéntico al de Portmagee, volvimos precisamente a Portmagee porque nos apetecía cenar en el restaurante tan chulo que vimos allí.
Mirando el mapa le dije Aino de ir por una carretera que no daba tanta vuelta, pero claro, en el mapa no se apreciaba el subidón que había que hacer. Vaya carretera! Ya estaba oscureciendo y a medida que subíamos se cerraba la niebla, y menudas curvas. Ya le dije a Ainhoa que no me Volviese a hacer caso. Por fin llegamos a Portmagee y la cena fue una gozada. Por todo, el cansancio del día, lo acogedor del local,la comida, la compañía, el ambiente... insuperable.
El 20 amaneció soleado y decidimos ir a la playa. En Ballinskelligs mismo había una playa salvaje de aguas cristalinas y ... heladas! Yo fue entrar y salir, pero la Aino alli se hizo unos largos la tía. Después de secarnos y entrar al calorcito del coche seguimos la ruta hacia Waterville y luego bajamos a Caherdaniel, donde estuvimos paseando por unos parques y unas calas preciosas. De aquí nos dirigimos a Kenmare, donde dimos un paseo e hicimos unas compras, yo me compré unas flautas y unos cuantos dvds musicales. Luego ya volvimos a Cork porque al día siguiente Ainhoa trabajaba.
Como el dia 21 Ainhoa estaba trabajando yo me pillé su bici y fui a recorrer la ciudad por mi cuenta. Estuve viendo el Cork University College, Patrick Street y otras callejuelas adyacentes, la Catedral de San Finbarre, pedaleando por las orillas del Río Lee, el Cork Lough, en fin todo lo que se me ocurría con el mapa en la mano.
Por la tarde estuve en un pub tomando unas sidras mientras veía el partido de rugby de la copa del mundo entre Francia e Irlanda esperando a que Aino saliese de trabajar.
Quedamos para cenar con Montserrat, la amiga y compañera de trabajo de Ainhoa, estuvimos en un italiano, muy a gusto. Y después en un típico pub.
El día 22 Ainhoa también tenía que trabajar, y yo lo que hice fue coger el tren a Cobh para pasar allí el día. Estuve recordando momentos que pasamos cuando hace 4 años estuvimos en aquel mismo lugar con el Saltillo. Había atracado un crucero de superlujo en el mismo muelle en el que atracamos el Saltillo.
El día 23 estuvimos en plan casero con eso de que era domingo y hacía malo. Aunque eso si, por la tarde decidimos ponernos en marcha hacia West Cork. Cenamos en una casa rural que la regenta un alemán, la Rolf´s Country House, después fuimos a dormir a un hostal en Baltimore.
Al día siguiente, nos asomamos al beacon, un promontorio con un pedazo de pepino blanco de piedra a modo de baliza, desde el cual se disfrutan de unas vistas maravillosas de la bahía, es una auténtica postal, no falta ni el típico faro. De aquí fuimos al lago Hyne, es un lago de agua salada, tiene una estrechísima conexión con la mar y en la bajamar queda seca y al subir la marea entra el agua formando mucha corriente por lo angosto que el paso. Subimos a lo alto de un monte desde el cual se ve una panorámica del lago y a la bajada nos bañamos en el lago. Ainhoa se pensaba que no iba a aguantar ni dos minutos, pero empecé a nadar y entré en calor y luego me tuvo que sacar, je je.
Luego nos acercamos a Kinsale, ya a media tarde cayendo el sol. Allí comimos tarde o cenamos pronto, según se mire, y ya regresamos a Cork. Esa noche salimos a dar una vuelta tranquilos por el centro, tomamos una pinta en el Mutton Lane, un pub de lo más típico.
El martes 25 tenía el vuelo de vuelta a las 5 y media de la tarde, mañana tranquila preparando todo. Quedamos con Montserrat para comer en un vegetariano y después de la comida, Aino me llevó al aeropuerto. Allí nos despedimos y pille el avión a Barcelona. En Barna me dio tiempo a cenar tranquilamente para después coger el bus a Bilbao, salía a las 11 de la noche. Llegué a Bilbao a las 6 de la mañana del dia 26.
El día 29 fuimos a comer toda la familia a una sidrería de Fika para celebrar mi cumple que fue el 27, estuvimos muy a gusto y comimos muy bien. Por la noche salimos a dar un voltio por algorta, pero poco tiempo porque el domingo a la mañana tenía que salir de patrón con As de Guía.
El domingo 30 bajé con aita al puerto, preparamos el barco y salimos con los clientes. Eran 5 personas, una pareja de Las Arenas y tres extranjeros, alemanes y austriacos. Subimos por la ría hasta el museo marítimo, había mareas vivas y la bajamar fue por la mañana, así que el último tramo lo hicimos con muy poco agua.
A las dos del mediodía ya desembarcaron y habíamos quedado para salir en plan cachondeo por la tarde con amigos. A parte de aita, Aitor y Unai, vinieron Raquel, Zigor, Idoia, la prima de Unai, Marian, compañera de trabajo de Raquel, que vino desde Zaragoza por la mañana solo para esto, Paco, amigo de Aitor y Carlos, hermano de Paco. Le echamos combustible al barco y salimos rumbo a Castro. Llevabamos izada la mayor pero casi todo el rato fuimos a motor porque había poca fuerza de viento. Solo al final desenrollamos el Génova, ya frente al muelle de Castro.
Atracamos al muelle y nos dividimos en 2 grupos, un grupo formado por las chicas, mi aita y Carlos fueron a dar una vuelta por Castro. El resto nos quedamos a bordo haciendo el verdadero gamba, tomándonos unas cervecitas a bordo, escuchando música, nadando, tirándonos desde el muelle al agua, hasta colgué mi hamaca entre el palo mayor y el stay. Cuando volvió la avanzadilla de tierra todavía seguimos un rato haciendo el gamba. A eso de las 7 de la tarde nos volvimos a Getxo. Contemplamos una puesta de sol increíble según volvíamos navegando. El parte meteorológico anunció que el viento iba a arreciar y acertó, ya cerca de Punta Lucero el viento era de fuerza 5 y en contra nuestra así que íbamos con la mayor izada, pero con la escota cazada al medio y con máquina. Zigor llevaba el timón y yo escota en mano por si cargaba una racha fuerte y tenía que amollarla. Poco antes de pasar por Bilbao tráfico arriamos la mayor y ya atracamos en Getxo Kaia. Hicimos merienda – cena a bordo y según pasaba el tiempo la gente se fue marchando. Zigor, Unai y yo nos quedamos a dormir a bordo.
El 5 de Octubre tuvimos un acontecimiento familiar, era la boda del primo Edu. Se casó con Silena, una chica argentina que Edu conoció allí y se vino con él a vivir a Bilbao. La boda fue muy sencilla, fue en el juzgado, ninguna ceremonia. Fue como el que va a abrir una cuenta al banco. Desde que entraron por la puerta hasta que salieron pasaron 4 minutos. Boda express. Tomamos unos vinos por la zona de Albia y fuimos a comer a un restaurante argentino que Silena conocía en la calle Barrainkua.
El día 6 fue el día bonito del enlace. El acto oficial fue en el juzgado, pero el sábado por la tarde fuimos al hotel San Roque en Balmaseda. El primo Hernando, con eso de que es concejal, ofició otra ceremonia más entrañable. Y después vino la cena. Nos reunimos unas treinta y pocas personas en total entre familiares y amigos. El sitio super guapo y la cena muy rica. La prima Erika y su novio Pedro el portugués hicieron el reportaje, ella con su cámara de fotos y él con el vídeo.
El puente del Pilar Unai y yo hicimos una ruta en bicicleta en plan alforjaris. Esa semana Unai curraba en el turno de mañana. A la salida le estaba esperando y pillamos la furgoneta, que ya la habíamos dejado preparada con las bicis dentro. Fuimos hasta Cella, un pueblo a unos 10 km de Teruel. Esa noche la pasamos en un hostal y al día siguiente ya empezamos a pedalear.
No nos faltaba de nada, en las alforjas llevábamos comida y ropa y en la parrilla la tienda, el saco y la esterilla. En la bolsa frontal llevábamos el mapa con la ruta planeada. Pasamos por Albarracín y a la tarde llegamos hasta Tragacete, provincia de Cuenca. Ese día anduvimos unos 80 km por unas carreteras tranquilas y atravesando unos paisajes preciosos con los colores de otoño.
Encontramos un sitio para acampar de estrangis. Cruzamos un arroyo que no tenía puente, ni piedras y menudo número para pasar todo a la otra orilla. Resultado, yo me mojé los pies. Plantamos las tiendas y esa noche no pegué ni ojo. Estaba helado. A las 3 de la mañana salí de la tienda por hacer algo y estaba tooooooodo el cielo despejado. Llenito de estrellas. Eso sí, hacía un frío que pelaba. A medida que se acercaba la hora de salir el sol y con algo más de luz pude comprobar que estaba todo helado, había caído una helada de espanto. Tenía escarcha en el saco, las bicis estaban blancas y los calcetines que dejé colgados estaban tiesos del frío.
Secamos un poco el material y nos pusimos en marcha. Paramos a desayunar algo caliente en el pueblo y luego subimos al nacimiento del Rio Cuervo. Había más gente que en la guerra, así que lo vimos rapidito y volvimos a la tranquilidad de los pedales.
Volvimos por el mismo sitio q vinimos el primer día. Subimos el puerto del Cubillo por el barranco del judío, que menudo subidón. Arriba se nos cruzaron tres ciervos y nosotros flipando. En frías de Albarracín le preguntamos a un paisano y nos dijo que podíamos acampar en un sitio que estaba cerca de allí. Nos costó bastante encontrarlo, porque cerca era a 10 km, pero bueno, llegamos a tiempo de poner las tiendas, esta vez debajo de un árbol para protegernos de la helada. Esa noche sí que dormí a gusto.
El día 14, tercer día de marcha ya, pasamos otra vez por Albarracín y de allí por un espacio natural protegido, de barranco y pino de rodeno llegamos hasta Bezas. El paisaje fue también espectacular. De Bezas ya era prácticamente todo bajada hasta Teruel, donde paramos a comer y visitar la ciudad. De Teruel a Cella nos separaban poco más de 10 km que hicimos por una vía verde, línea que hace años unía varios pueblos, desde Ojos Negros hasta Teruel y después hacia la costa para dar salida a las extracciones mineras de la zona. Esa tarde dimos por concluida la que llamamos la Ruta de los Cascabeles y fuimos a pasar la noche a casa de Raquel en Zaragoza.
Eran final de fiestas del Pilar y después de cenar con Raquel, Marian y una amiga suya en el Matarraña, se nos unieron Jota, Marijose y una amiga suya para ir a ver los fuegos artificiales y luego tomar algo.
El lunes día 15 nos levantamos sin prisa, bueno no, esa era la intención pero llamaron unos de Jazztel a casa de Raquel para no sé qué de que ya funcionaba la conexión, total que medio zombis nos pusimos a preparar las cosas y quedamos para comer con Marian. Raquel se nos unió a los postres y a las 4 de la tarde arrancamos de vuelta para Getxo. A la altura de Logroño pinchamos la rueda de atrás derecha y la cambiamos sin problema. Llegamos a la noche a casa un pelín baldaus y Unai tenía que entrar a currar de noche.
El 19 de Octubre se inauguró en la Escuela de Náutica una exposición celebrando los 75 años de vida del Saltillo, actualmente Buque Escuela de la Universidad del País Vasco. Fue un acto elegante, Fernando Cayuela, actual Director de la Escuela y motor de la restauración del barco en los años 90, fue el maestro de ceremonias. También hablaron los alcaldes de Portugalete y Santurce, el Rector de la Universidad y un representante de la Autoridad Portuaria de Bilbao. Cantaron unas habaneras el coro Jarrillero de Portu, se hizo una visita rápida de la exposición y luego hubo un cocktail con pintxos y bebida.
El 20 subimos al Gorbea aita, Aitor y yo, junto con los primos Borja y Hernando. Subimos por la vertiente norte, que yo no conocía, las veces anteriores siempre había subido desde Zarate, Álava. Dejamos el coche en Pagomakurre y subimos hasta la cruz pasando por los distintos refugios que hay en las campas de Arraba.
El 27 decidimos ir al Anboto. Fuimos aita, Aitor, Unai y yo. Fuimos hasta Urkiola y arrancamos camino de Zabalaundi a las 11 de la mañana. Antes de llegar al collado ya marcaba el desvío para subir a la cumbre.
Hicimos cuentas y la vez anterior que habíamos estado en el Anboto fue hace 14 años, la mitad de mi vida. En aquella ocasión, con 14 añitos y acompañados de mi aita, subimos por el collado de Larrano, haciendo gran parte de la crestería.
Esta vez estaba bastante nublado y con niebla, no cerrada, pero no nos permitía disfrutar de la recompensa que son las vistas que tiene este monte, con toda la cresta a tus pies y mirando por encima al resto de montes de la zona.
El puente de Todos los Santos lo reservamos para hacer un viaje a Salamanca. El jueves 1 de Noviembre nos levantamos a las 6 de la mañana y a las 7 ya estábamos en la carretera. Íbamos aita, Aitor, Unai y yo. A las 11 llegamos al hostal donde habíamos reservado un par de habitaciones dobles. Dejamos las cosas y fuimos a la ciudad. Pudimos aparcar sin problemas y para las 12 del mediodía ya estábamos pateando el centro. Es preciosa y monumental y además se respira mucho ambiente universitario. Visitamos lo típico, la Plaza Mayor, las Universidades, la Casa de las Conchas, las Catedrales, el Puente Romano, buscamos la ranita, el astronauta...
Hicimos millones de fotos. Volvimos a dormir al hostal y al día siguiente completamos las visitas que no pudimos hacer el día anterior, como ver las catedrales por dentro. A media mañana recogimos las cosas y nos fuimos a Valladolid. Comimos allí y visitamos la ciudad, que también es muy bonita. A media tarde ya nos volvimos a Getxo, donde llegamos por la noche a la hora de la cena.
Y nada, estando comiendo en Valladolid recibí una llamada de Bereincua diciéndome que el viernes 9 de Noviembre ya estaré volando hacia Nantong para embarcar, así que de nuevo a flote.
Entretanto, el primer fin de semana de Septiembre eran Sanantolines de Plentzia y allí estuvimos Unai y yo la noche del Sábado y el Domingo por la mañana, que eran los cócteles.
También se celebró el festival internacional de folk de getxo, del 5 al 8 de Septiembre. Estuve todos los días, en todos los conciertos. De los principales, el mejor para mí fue el del primer día, con un grupo alemán que se llama 17 hippies. Menudo conciertazo, me lo pasé en grande.
Los demás días también estuvieron guapos, estuvieron las Cherish the Ladies, Toumani Diabate que también estuvo guapísimo y el último día Dulsori, unos Coreanos, que vaya, no me hicieron mucha gracia.
El 7 de septiembre me preparé con la bici y fui hasta Orduña en el tren. Subí el puerto de la Barrerilla e hice el recorrido desde Untza hasta el mirador del Nacimiento del Nervion y bajar el puerto de Orduña, para vover a pillar el tren. Luego a la tarde me dio tiempo para ir al folk.
El sabado 8 de septiembre fuimos a Santoña, estuvimos en el faro del caballo. Es un sitio bonito y fácil de llegar tras un paseo por un bosque de pinos. Las vistas son espectaculares.
El 15 de septiembre empezó mi periplo irlandés. A las 10 de la mañana cogí el bus a Barcelona, donde llegué a las 5 de la tarde. A las 8 salía el vuelo a Cork. Aterricé en la isla a las 11 de la noche hora local y Ainhoa ya estaba esperándome en el aeropuerto.
Me llevó en coche hasta su casa donde cenamos y brindamos con vino. Esa misma noche me llevó a un teatro donde trabajan sus compañeros de piso. Nos enseñaron el escenario y las bambalinas y estuvimos tomando un trago, porque además de teatro también es un local de marcha.
El 16, era la final del torneo nacional de futbol irlandés. Jugaban los condados de Kerry contra Cork, vecinos y rivales. Estuvimos en el típico pub tomando unas pintas y viendo el partido. Por cierto que los de Kerry machacaron a los de Cork. A Parte de ver el partido, estuvimos dando una vuelta por la ciudad, visitando Patrick Street y un parque muy chulo que había por allí cerca. Volvimos a casa a cenar algo y luego Sharon, una compi de piso de Aino nos acercó al centro, a un pub en el que había una actuación en directo. Cuando terminó nos fuimos a casa porque al dia siguiente ya nos íbamos a poner en marcha para irnos unos días a visitar el condado de Kerry.
El 17 ya nos pusimos en marcha. La idea era hacer el Ring of Kerry con calma, para eso pasaríamos alguna noche en hostales. La primera visita fue a Killarney, un pueblo precioso. Cerca de allí están los lagos de Leane y el castillo de Ross. Bordeamos el Middle Lake, un paseo de unos 7 km. Visitamos el castillo y después fuimos en busca de un albergue que Ainhoa sabía que había por Beaufort, pero que nos costó encontrar porque estaba bastante mas allá, en pleno Black Valley, atravesando el Gap of Dunloe, que es un paso que se abre a través del macizo montañoso de Macgillicuddy, donde se encuentra la montaña más alta de Irlanda, el Carrantuohill, de 1041 m. Menuda carretera para llegar hasta allí! Ya era de noche y no se veía ni torta y nosotros por allí con el corsita por aquella carretera estrecha y recurvada. Al salir de una curva había un ciervo en la carretera y tuvimos que parar y esperar a que se apartase. Después ya encontramos el hostal. Cenamos algo y nos fuimos a la cama.
La mañana del 18 volvimos a bajar por el Gap of Dunloe, pasamos por Killorglin y nos acercamos hasta Dingle. Allí dimos un paseo y tomamos algo calentito, también aproveché para mandar un par de postales. Luego con el coche merodeamos por los alrededores de Dingle y a lo lejos pudimos ver las islas Skellig. Más tarde volvimos por donde habíamos venido de nuevo al Ring of Kerry. Pasamos por Glenbeigh, Kells, Cahirciveen y Portmagee, donde pasamos la segunda noche. Era un pueblecito pesquero pequeñito y acogedor, donde había un bar y un restaurante superchulos.
El día 19 estuvo bastante revuelto. Fuimos a Valentia Island, justo frente a Portmagee. Subimos caminando hasta lo alto de una loma con unas vistas bastante espectaculares, pero estaba desagradable por el viento, el frio y la lluvia. Tambien visitamos los Fogher Cliffs y allí si que nos mojamos bastante. La visita a Geokaun Mountain, el punto más elevado de Valentia, la dejamos porque estaba cubierto y no merecía la pena subir hasta allí. Así que fuimos a Knightstown a tomar algo calentito y antes de ir a Ballinskelligs vimos algunos otros rincones de Valentia.
Tuvimos que ir a Ballinskelligs para hacer la reserva del hostal a las 7 de la tarde porque luego la encargada no estaba. Después de hacer la reserva, el hostal era idéntico al de Portmagee, volvimos precisamente a Portmagee porque nos apetecía cenar en el restaurante tan chulo que vimos allí.
Mirando el mapa le dije Aino de ir por una carretera que no daba tanta vuelta, pero claro, en el mapa no se apreciaba el subidón que había que hacer. Vaya carretera! Ya estaba oscureciendo y a medida que subíamos se cerraba la niebla, y menudas curvas. Ya le dije a Ainhoa que no me Volviese a hacer caso. Por fin llegamos a Portmagee y la cena fue una gozada. Por todo, el cansancio del día, lo acogedor del local,la comida, la compañía, el ambiente... insuperable.
El 20 amaneció soleado y decidimos ir a la playa. En Ballinskelligs mismo había una playa salvaje de aguas cristalinas y ... heladas! Yo fue entrar y salir, pero la Aino alli se hizo unos largos la tía. Después de secarnos y entrar al calorcito del coche seguimos la ruta hacia Waterville y luego bajamos a Caherdaniel, donde estuvimos paseando por unos parques y unas calas preciosas. De aquí nos dirigimos a Kenmare, donde dimos un paseo e hicimos unas compras, yo me compré unas flautas y unos cuantos dvds musicales. Luego ya volvimos a Cork porque al día siguiente Ainhoa trabajaba.
Como el dia 21 Ainhoa estaba trabajando yo me pillé su bici y fui a recorrer la ciudad por mi cuenta. Estuve viendo el Cork University College, Patrick Street y otras callejuelas adyacentes, la Catedral de San Finbarre, pedaleando por las orillas del Río Lee, el Cork Lough, en fin todo lo que se me ocurría con el mapa en la mano.
Por la tarde estuve en un pub tomando unas sidras mientras veía el partido de rugby de la copa del mundo entre Francia e Irlanda esperando a que Aino saliese de trabajar.
Quedamos para cenar con Montserrat, la amiga y compañera de trabajo de Ainhoa, estuvimos en un italiano, muy a gusto. Y después en un típico pub.
El día 22 Ainhoa también tenía que trabajar, y yo lo que hice fue coger el tren a Cobh para pasar allí el día. Estuve recordando momentos que pasamos cuando hace 4 años estuvimos en aquel mismo lugar con el Saltillo. Había atracado un crucero de superlujo en el mismo muelle en el que atracamos el Saltillo.
El día 23 estuvimos en plan casero con eso de que era domingo y hacía malo. Aunque eso si, por la tarde decidimos ponernos en marcha hacia West Cork. Cenamos en una casa rural que la regenta un alemán, la Rolf´s Country House, después fuimos a dormir a un hostal en Baltimore.
Al día siguiente, nos asomamos al beacon, un promontorio con un pedazo de pepino blanco de piedra a modo de baliza, desde el cual se disfrutan de unas vistas maravillosas de la bahía, es una auténtica postal, no falta ni el típico faro. De aquí fuimos al lago Hyne, es un lago de agua salada, tiene una estrechísima conexión con la mar y en la bajamar queda seca y al subir la marea entra el agua formando mucha corriente por lo angosto que el paso. Subimos a lo alto de un monte desde el cual se ve una panorámica del lago y a la bajada nos bañamos en el lago. Ainhoa se pensaba que no iba a aguantar ni dos minutos, pero empecé a nadar y entré en calor y luego me tuvo que sacar, je je.
Luego nos acercamos a Kinsale, ya a media tarde cayendo el sol. Allí comimos tarde o cenamos pronto, según se mire, y ya regresamos a Cork. Esa noche salimos a dar una vuelta tranquilos por el centro, tomamos una pinta en el Mutton Lane, un pub de lo más típico.
El martes 25 tenía el vuelo de vuelta a las 5 y media de la tarde, mañana tranquila preparando todo. Quedamos con Montserrat para comer en un vegetariano y después de la comida, Aino me llevó al aeropuerto. Allí nos despedimos y pille el avión a Barcelona. En Barna me dio tiempo a cenar tranquilamente para después coger el bus a Bilbao, salía a las 11 de la noche. Llegué a Bilbao a las 6 de la mañana del dia 26.
El día 29 fuimos a comer toda la familia a una sidrería de Fika para celebrar mi cumple que fue el 27, estuvimos muy a gusto y comimos muy bien. Por la noche salimos a dar un voltio por algorta, pero poco tiempo porque el domingo a la mañana tenía que salir de patrón con As de Guía.
El domingo 30 bajé con aita al puerto, preparamos el barco y salimos con los clientes. Eran 5 personas, una pareja de Las Arenas y tres extranjeros, alemanes y austriacos. Subimos por la ría hasta el museo marítimo, había mareas vivas y la bajamar fue por la mañana, así que el último tramo lo hicimos con muy poco agua.
A las dos del mediodía ya desembarcaron y habíamos quedado para salir en plan cachondeo por la tarde con amigos. A parte de aita, Aitor y Unai, vinieron Raquel, Zigor, Idoia, la prima de Unai, Marian, compañera de trabajo de Raquel, que vino desde Zaragoza por la mañana solo para esto, Paco, amigo de Aitor y Carlos, hermano de Paco. Le echamos combustible al barco y salimos rumbo a Castro. Llevabamos izada la mayor pero casi todo el rato fuimos a motor porque había poca fuerza de viento. Solo al final desenrollamos el Génova, ya frente al muelle de Castro.
Atracamos al muelle y nos dividimos en 2 grupos, un grupo formado por las chicas, mi aita y Carlos fueron a dar una vuelta por Castro. El resto nos quedamos a bordo haciendo el verdadero gamba, tomándonos unas cervecitas a bordo, escuchando música, nadando, tirándonos desde el muelle al agua, hasta colgué mi hamaca entre el palo mayor y el stay. Cuando volvió la avanzadilla de tierra todavía seguimos un rato haciendo el gamba. A eso de las 7 de la tarde nos volvimos a Getxo. Contemplamos una puesta de sol increíble según volvíamos navegando. El parte meteorológico anunció que el viento iba a arreciar y acertó, ya cerca de Punta Lucero el viento era de fuerza 5 y en contra nuestra así que íbamos con la mayor izada, pero con la escota cazada al medio y con máquina. Zigor llevaba el timón y yo escota en mano por si cargaba una racha fuerte y tenía que amollarla. Poco antes de pasar por Bilbao tráfico arriamos la mayor y ya atracamos en Getxo Kaia. Hicimos merienda – cena a bordo y según pasaba el tiempo la gente se fue marchando. Zigor, Unai y yo nos quedamos a dormir a bordo.
El 5 de Octubre tuvimos un acontecimiento familiar, era la boda del primo Edu. Se casó con Silena, una chica argentina que Edu conoció allí y se vino con él a vivir a Bilbao. La boda fue muy sencilla, fue en el juzgado, ninguna ceremonia. Fue como el que va a abrir una cuenta al banco. Desde que entraron por la puerta hasta que salieron pasaron 4 minutos. Boda express. Tomamos unos vinos por la zona de Albia y fuimos a comer a un restaurante argentino que Silena conocía en la calle Barrainkua.
El día 6 fue el día bonito del enlace. El acto oficial fue en el juzgado, pero el sábado por la tarde fuimos al hotel San Roque en Balmaseda. El primo Hernando, con eso de que es concejal, ofició otra ceremonia más entrañable. Y después vino la cena. Nos reunimos unas treinta y pocas personas en total entre familiares y amigos. El sitio super guapo y la cena muy rica. La prima Erika y su novio Pedro el portugués hicieron el reportaje, ella con su cámara de fotos y él con el vídeo.
El puente del Pilar Unai y yo hicimos una ruta en bicicleta en plan alforjaris. Esa semana Unai curraba en el turno de mañana. A la salida le estaba esperando y pillamos la furgoneta, que ya la habíamos dejado preparada con las bicis dentro. Fuimos hasta Cella, un pueblo a unos 10 km de Teruel. Esa noche la pasamos en un hostal y al día siguiente ya empezamos a pedalear.
No nos faltaba de nada, en las alforjas llevábamos comida y ropa y en la parrilla la tienda, el saco y la esterilla. En la bolsa frontal llevábamos el mapa con la ruta planeada. Pasamos por Albarracín y a la tarde llegamos hasta Tragacete, provincia de Cuenca. Ese día anduvimos unos 80 km por unas carreteras tranquilas y atravesando unos paisajes preciosos con los colores de otoño.
Encontramos un sitio para acampar de estrangis. Cruzamos un arroyo que no tenía puente, ni piedras y menudo número para pasar todo a la otra orilla. Resultado, yo me mojé los pies. Plantamos las tiendas y esa noche no pegué ni ojo. Estaba helado. A las 3 de la mañana salí de la tienda por hacer algo y estaba tooooooodo el cielo despejado. Llenito de estrellas. Eso sí, hacía un frío que pelaba. A medida que se acercaba la hora de salir el sol y con algo más de luz pude comprobar que estaba todo helado, había caído una helada de espanto. Tenía escarcha en el saco, las bicis estaban blancas y los calcetines que dejé colgados estaban tiesos del frío.
Secamos un poco el material y nos pusimos en marcha. Paramos a desayunar algo caliente en el pueblo y luego subimos al nacimiento del Rio Cuervo. Había más gente que en la guerra, así que lo vimos rapidito y volvimos a la tranquilidad de los pedales.
Volvimos por el mismo sitio q vinimos el primer día. Subimos el puerto del Cubillo por el barranco del judío, que menudo subidón. Arriba se nos cruzaron tres ciervos y nosotros flipando. En frías de Albarracín le preguntamos a un paisano y nos dijo que podíamos acampar en un sitio que estaba cerca de allí. Nos costó bastante encontrarlo, porque cerca era a 10 km, pero bueno, llegamos a tiempo de poner las tiendas, esta vez debajo de un árbol para protegernos de la helada. Esa noche sí que dormí a gusto.
El día 14, tercer día de marcha ya, pasamos otra vez por Albarracín y de allí por un espacio natural protegido, de barranco y pino de rodeno llegamos hasta Bezas. El paisaje fue también espectacular. De Bezas ya era prácticamente todo bajada hasta Teruel, donde paramos a comer y visitar la ciudad. De Teruel a Cella nos separaban poco más de 10 km que hicimos por una vía verde, línea que hace años unía varios pueblos, desde Ojos Negros hasta Teruel y después hacia la costa para dar salida a las extracciones mineras de la zona. Esa tarde dimos por concluida la que llamamos la Ruta de los Cascabeles y fuimos a pasar la noche a casa de Raquel en Zaragoza.
Eran final de fiestas del Pilar y después de cenar con Raquel, Marian y una amiga suya en el Matarraña, se nos unieron Jota, Marijose y una amiga suya para ir a ver los fuegos artificiales y luego tomar algo.
El lunes día 15 nos levantamos sin prisa, bueno no, esa era la intención pero llamaron unos de Jazztel a casa de Raquel para no sé qué de que ya funcionaba la conexión, total que medio zombis nos pusimos a preparar las cosas y quedamos para comer con Marian. Raquel se nos unió a los postres y a las 4 de la tarde arrancamos de vuelta para Getxo. A la altura de Logroño pinchamos la rueda de atrás derecha y la cambiamos sin problema. Llegamos a la noche a casa un pelín baldaus y Unai tenía que entrar a currar de noche.
El 19 de Octubre se inauguró en la Escuela de Náutica una exposición celebrando los 75 años de vida del Saltillo, actualmente Buque Escuela de la Universidad del País Vasco. Fue un acto elegante, Fernando Cayuela, actual Director de la Escuela y motor de la restauración del barco en los años 90, fue el maestro de ceremonias. También hablaron los alcaldes de Portugalete y Santurce, el Rector de la Universidad y un representante de la Autoridad Portuaria de Bilbao. Cantaron unas habaneras el coro Jarrillero de Portu, se hizo una visita rápida de la exposición y luego hubo un cocktail con pintxos y bebida.
El 20 subimos al Gorbea aita, Aitor y yo, junto con los primos Borja y Hernando. Subimos por la vertiente norte, que yo no conocía, las veces anteriores siempre había subido desde Zarate, Álava. Dejamos el coche en Pagomakurre y subimos hasta la cruz pasando por los distintos refugios que hay en las campas de Arraba.
El 27 decidimos ir al Anboto. Fuimos aita, Aitor, Unai y yo. Fuimos hasta Urkiola y arrancamos camino de Zabalaundi a las 11 de la mañana. Antes de llegar al collado ya marcaba el desvío para subir a la cumbre.
Hicimos cuentas y la vez anterior que habíamos estado en el Anboto fue hace 14 años, la mitad de mi vida. En aquella ocasión, con 14 añitos y acompañados de mi aita, subimos por el collado de Larrano, haciendo gran parte de la crestería.
Esta vez estaba bastante nublado y con niebla, no cerrada, pero no nos permitía disfrutar de la recompensa que son las vistas que tiene este monte, con toda la cresta a tus pies y mirando por encima al resto de montes de la zona.
El puente de Todos los Santos lo reservamos para hacer un viaje a Salamanca. El jueves 1 de Noviembre nos levantamos a las 6 de la mañana y a las 7 ya estábamos en la carretera. Íbamos aita, Aitor, Unai y yo. A las 11 llegamos al hostal donde habíamos reservado un par de habitaciones dobles. Dejamos las cosas y fuimos a la ciudad. Pudimos aparcar sin problemas y para las 12 del mediodía ya estábamos pateando el centro. Es preciosa y monumental y además se respira mucho ambiente universitario. Visitamos lo típico, la Plaza Mayor, las Universidades, la Casa de las Conchas, las Catedrales, el Puente Romano, buscamos la ranita, el astronauta...
Hicimos millones de fotos. Volvimos a dormir al hostal y al día siguiente completamos las visitas que no pudimos hacer el día anterior, como ver las catedrales por dentro. A media mañana recogimos las cosas y nos fuimos a Valladolid. Comimos allí y visitamos la ciudad, que también es muy bonita. A media tarde ya nos volvimos a Getxo, donde llegamos por la noche a la hora de la cena.
Y nada, estando comiendo en Valladolid recibí una llamada de Bereincua diciéndome que el viernes 9 de Noviembre ya estaré volando hacia Nantong para embarcar, así que de nuevo a flote.
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