sábado, 4 de agosto de 2007

Jueves 2 de agosto de 2007, abarloados a un granelero que a su vez está abarloado a otro granelero que está amarrado al muelle y con una grúa flotante

De esta guisa nos encontramos en estos momentos, pero todavía no han arrancado los trabajos propiamente dichos. Se está andamiando la cubierta para pasar cables, mangueras de soldadura y baterías para que no estorben tiradas. También se han subido ventiladores del astillero para retirar los nuestros. Se está subiendo material para andamiar los tanques de carga. Cada mañana se celebran reuniones para ir determinando los trabajos a realizar y no perder de vista la seguridad con la que se han de llevar a cabo.

Los pilotos continuamos a guardias de mar, cada uno en su guardia, en mi caso, de 8 a 12, por el día y por la noche, y así estoy ahora. No hay mucho movimiento, por lo que parece que voy a tener una guardia tranquila, eso espero.

Ayer pude salir a dar una vuelta por el centro de la ciudad, que es más interesante que los alrededores del astillero, donde predominan los pequeños negocios y los tugurios.

El caso es que después de comer crucé los otros 2 barcos, bajé al muelle de astillero y fuí caminando hasta la calle que da a la puerta principal del astillero. Cambié unos dólares a yuanes y el marido de la chica que regenta la casa de cambio se ofreció a llevarme hasta el centro en su coche, a unos 10 minutos y a buen precio. Así que mapa en mano le enseñé la foto de la torre de televisión, como el pirulí, y le dije que me llevara allí. Una vez en el sitio, quedé con él para que me viniese a buscar dentro de 3 horas. Mi intención era patearme todo el centro visitando los puntos más destacados que figuraban en el mapa y bordeando el cuadrilátero que forma el canal principal del río Hao.

Hacía un calor tremendo. La contaminación de la ciudad crea un efecto invernadero y apenas corre el aire. Y ahí iba yo cámara en mano haciendo fotos y más fotos y caminando sin parar, tomando algún refresco cada cierto tiempo. Es una pasada lo observado que te sientes. Todo el mundo se te queda mirando. No había persona que no girara la cabeza para echarme un vistazo, como diciendo “anda mira un guiri”.

El tráfico es caótico, coches, camiones, autobuses, bicis, ciclomotores, carros, triciclos, peatones cruzando y ninguno obedece cualquier norma que conozcamos. Y eso aquí en Nantong, así que en Shanghai debe ser subrealista.

Y a pesar del caos y del calor disfruté mucho viendo tan diferentes paisajes urbanos en la misma ciudad, todo entremezclado, lujosos centros y calles comerciales, garitos de comida callejera, parques, bosques, estanques, canales, bancos. Pero apenas se veían bares. Aquí no se lleva el tipo de calle como Pozas o Amesti. Abundan, incluso hasta sobran, tiendas de ropa, pero el bar es un local en extinción.

Durante el paseo pude visitar un templo de no sé exactamente que religión, pero parece ser que adoraban a un tipo parecido a Confucio y se veía mucho Ying Yang. Por fuera tenía muy mala pinta pero por dentro era precioso. Las figuras eran muy llamativas, con mucho colorido, y pude ver la ceremonia de adoración a la imagen.

El templo es la típica construcción china de un patio cuadrado, cerrado por estancias con esos tejados picudos y curvados. En el centro del patio hay otras construcciones más pequeñas en las que se encuentran distintos dioses, y también una especie de tótem al que se le hace una ofrenda de humo.

El devoto prende una rama aromática y la sujeta con ambas manos, de pie frente al tótem, haciendo reverencia y diciendo unas palabras que me suenan a chino. Después dejan prendida la rama en un recipiente grande y adornado hasta que se consume, creando en el patio un ambiente de misticismo, producido por el humo y el olor. Después el fiel se dirige hacia la figura del dios al que adora, lo reverencia y dedica una oración. Luego se marcha tranquilamente.

A la hora acordada ya estaba en el sitio y el coche me trajo de vuelta al astillero. Cené tranquilamente y, como el segundo oficial se tenía que quedar a bordo porque al día siguiente desembarcaba y el agente se quedó con su pasaporte y permiso de salida, le dije a ver si me hacía la guardia de la noche. Sin problema, así que después de cenar volví a salir a tierra, con el tercer oficial y el segundo maquinista.

Fuimos otra vez al centro, que por la noche está precioso con todo iluminado. Nos costó bastante encontrar un bar normal y estando allí coincidimos con los relevos que embarcan ahora, capitán, jefe y segundo oficial. Después de contar batallas volvimos al barco.

Hoy me he levantado a las 5 y media para entrar de guardia a las 6 porque el segundo oficial que desembarcaba se iba a las 5 y no iba a hacer su guardia de 4 a 8, entonces nos la hemos repartido entre los 2 terceros. El otro tercero hizo de 12 a 6 y yo de 6 a 12.

Qué rabia, se supone que yo también me tenía que volver con él y llegar a Bilbao a las 12 de la noche, pero voy a tener que esperar. Todavía no tenemos noticias sobre las fechas en las que vendrán nuestros relevos, así que seguiremos aguantando el tirón.

Jon.

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