sábado, 11 de agosto de 2007

Viernes 10 de Agosto de 2007, San Lorenzo

Tras varios días de ausencia blogística escribo el que será el último capítulo de la Nantong Experience.

Decir que no me ha importado estar 12 días más de lo normal, lo que me ha molestado ha sido que han sido 12 días de agosto. Porque la locura de este astillero me la he tomado con mucha calma y he tenido la oportunidad de recorrer bastante bien la ciudad.

Hace unos días, no recuerdo exactamente cuántos, tuvimos maniobra. A las 7 am largamos las amarras y nos separamos del barco al que nos encontrábamos abarloados, para esperar en el fondeadero hasta las 12. En ese intervalo de tiempo, desatracaron los otros 2 barcos y cuando el muelle quedó libre atracamos nosotros al muelle y los otros 2 barcos atracaron después abarloados a nuestro costado de babor. Así estamos desde hace varios días, más cómodo para bajar al muelle.

A parte de aquel día que me pateé la ciudad, el lunes 6 de agosto fuimos a visitar un parque formado por un puñado de templos budistas. Los templos se iban alzando unos tras otros en una colina repleta de árboles, hasta culminar en lo más alto en la Zhiyun Pagoda, que desafortunadamente se encontraba andamiada por obras. Por cierto que el andamio era otra obra de arte, porque estaba construido íntegramente con cañas de bambú.

Como hacía muchísimo calor, la subida la hicimos en un teleférico y después visitamos el resto del parque en sentido descendente. La excursión la hicimos el otro 3º de cubierta y yo, y la taxista que nos llevó desde el astillero hasta el parque, ya que quedaba un poco retirado. La invitamos al parque con nosotros, así nos hacía de interprete y de guía. Estuvimos más de 2 horas en el parque haciendo fotos y más fotos.

Luego le dijimos a la taxista que nos llevara a una tienda donde comprar recuerdos típicos de China. Nos llevó a una tienda-almacén que conocía ella, bien metido en la ciudad. Nosotros alucinando con el tráfico. Compramos unos recuerdos bien bonitos y después le pedimos a la taxista que nos llevara a cenar a un sitio típico del lugar. Estuvimos en un restaurante al que ella solía ir a cenar alguna vez.

Era curioso porque no tenía un comedor con un montón de mesas, sino que eran habitáculos individuales con una gran mesa redonda. Toda la gente nos miraba, debíamos ser de los pocos occidentales que entraban a ese restaurante, y luego entendimos por qué. La carta estaba toda en chino. Nos fiamos de la taxista y la dejamos elegir a ella.

Y bueno, en contra de lo que se pueda creer, estaba todo buenísimo. La camarera iba sacando platos y más platos que iba colocando en el centro giratorio de la mesa. Tras un intento fallido de cenar con palillos chinos, pedimos cubiertos y al ataque.
Pepinos troceados en salsa gelatinosa de no sé qué, muy ricos.
Trozos de yo qué sé qué gelatinoso, a lo mejor algas, en salsa super rica.
Gambas a la plancha.
Pato a la pekinesa, trozeado con crepes y salsa de algo muy bueno.
Sopa de almejas, rica rica.
Ternera trozeada con otra salsa exquisita.
Un bol enorme de arroz con verduras y diferentes salsas para combinar.
Tortitas de maíz azucarado.
Melón y sandía.
Igual me olvido de algún plato. Quedamos saciados y sobró bastante comida, pero la taxista le pidió a la camarera que la metiera en unos taper y se la llevó. Después ya le dijimos que nos llevara de vuelta al barco. Tarde completa.

El martes 7 de agosto cambié la guardia de 8 a 12 de la tarde con el otro 3º y salí después de cenar para ver la ciudad por la noche, porque está espectacular con toda la iluminación. Además pude ver el espectáculo de luz, agua y música en la plaza principal. Hice otro montón de fotos y por el camino vi una tienda de instrumentos, que estaba cerrada. Me recordé que antes de marchar tengo que comprar una flauta china de recuerdo.

Ayer jueves salí expresamente a la tienda de música. Llamé por teléfono a la taxista y la enseñé una fotocopia de unas flautas chinas. Ya me entendió y me llevó a una tienda de instrumentos. No era la que yo había visto pero tenía de todo lo que andaba buscando. Había un montón de flautas diferentes. Las dependientas me enseñaron unas cuantas. Todas traveseras. Yo no sabía ni por dónde se soplaba ni qué agujeros había que tapar con los dedos. Así que llamaron al maestro.

El maestro estaba en el piso de arriba dando clase a los chavales. La dependienta subió a avisarle. Ya me los imagino. Oye que abajo hay un blanco que no tiene ni idea y quiere comprar una flauta. Interrumpió un momento la clase y bajó. Me explicó que el tamaño de la flauta va en relación al tamaño de las manos, así que sacó una de unos 60 cms de largo. Me enseñó por dónde se sopla y los agujeros que se tapan y se puso a tocar.
A C O J O N A N T E. Cómo sonaba y cómo tocaba el tío. Y además de sonar chino total es muy bonita. Así que volví todo contento al barco.

Y nada, hoy ya he ido preparando la maleta, lavando la ropa para guardar, y dejando todo en orden para el relevo. Mañana día 11 de agosto será mi último día, yaujuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaa!!!!!
El domingo a las 5 de la mañana tenemos que ir en coche hasta Shanghai, unas 5 horas!
El vuelo sale a las 11:20 y llega a París a las 17:30, hora francesa.
El vuelo de París a Bilbao sale a las 18:20, así que tenemos el tiempo un poco justo. Esperemos que no haya retrasos en el primer vuelo y pasemos el control de pasaportes rápido. Estaremos llegando a Bilbao, si todo va bien, a las 20:00.

NOS VEMOS EN PIJAMAS! OJALÁ.

Jon.

sábado, 4 de agosto de 2007

Jueves 2 de agosto de 2007, abarloados a un granelero que a su vez está abarloado a otro granelero que está amarrado al muelle y con una grúa flotante

De esta guisa nos encontramos en estos momentos, pero todavía no han arrancado los trabajos propiamente dichos. Se está andamiando la cubierta para pasar cables, mangueras de soldadura y baterías para que no estorben tiradas. También se han subido ventiladores del astillero para retirar los nuestros. Se está subiendo material para andamiar los tanques de carga. Cada mañana se celebran reuniones para ir determinando los trabajos a realizar y no perder de vista la seguridad con la que se han de llevar a cabo.

Los pilotos continuamos a guardias de mar, cada uno en su guardia, en mi caso, de 8 a 12, por el día y por la noche, y así estoy ahora. No hay mucho movimiento, por lo que parece que voy a tener una guardia tranquila, eso espero.

Ayer pude salir a dar una vuelta por el centro de la ciudad, que es más interesante que los alrededores del astillero, donde predominan los pequeños negocios y los tugurios.

El caso es que después de comer crucé los otros 2 barcos, bajé al muelle de astillero y fuí caminando hasta la calle que da a la puerta principal del astillero. Cambié unos dólares a yuanes y el marido de la chica que regenta la casa de cambio se ofreció a llevarme hasta el centro en su coche, a unos 10 minutos y a buen precio. Así que mapa en mano le enseñé la foto de la torre de televisión, como el pirulí, y le dije que me llevara allí. Una vez en el sitio, quedé con él para que me viniese a buscar dentro de 3 horas. Mi intención era patearme todo el centro visitando los puntos más destacados que figuraban en el mapa y bordeando el cuadrilátero que forma el canal principal del río Hao.

Hacía un calor tremendo. La contaminación de la ciudad crea un efecto invernadero y apenas corre el aire. Y ahí iba yo cámara en mano haciendo fotos y más fotos y caminando sin parar, tomando algún refresco cada cierto tiempo. Es una pasada lo observado que te sientes. Todo el mundo se te queda mirando. No había persona que no girara la cabeza para echarme un vistazo, como diciendo “anda mira un guiri”.

El tráfico es caótico, coches, camiones, autobuses, bicis, ciclomotores, carros, triciclos, peatones cruzando y ninguno obedece cualquier norma que conozcamos. Y eso aquí en Nantong, así que en Shanghai debe ser subrealista.

Y a pesar del caos y del calor disfruté mucho viendo tan diferentes paisajes urbanos en la misma ciudad, todo entremezclado, lujosos centros y calles comerciales, garitos de comida callejera, parques, bosques, estanques, canales, bancos. Pero apenas se veían bares. Aquí no se lleva el tipo de calle como Pozas o Amesti. Abundan, incluso hasta sobran, tiendas de ropa, pero el bar es un local en extinción.

Durante el paseo pude visitar un templo de no sé exactamente que religión, pero parece ser que adoraban a un tipo parecido a Confucio y se veía mucho Ying Yang. Por fuera tenía muy mala pinta pero por dentro era precioso. Las figuras eran muy llamativas, con mucho colorido, y pude ver la ceremonia de adoración a la imagen.

El templo es la típica construcción china de un patio cuadrado, cerrado por estancias con esos tejados picudos y curvados. En el centro del patio hay otras construcciones más pequeñas en las que se encuentran distintos dioses, y también una especie de tótem al que se le hace una ofrenda de humo.

El devoto prende una rama aromática y la sujeta con ambas manos, de pie frente al tótem, haciendo reverencia y diciendo unas palabras que me suenan a chino. Después dejan prendida la rama en un recipiente grande y adornado hasta que se consume, creando en el patio un ambiente de misticismo, producido por el humo y el olor. Después el fiel se dirige hacia la figura del dios al que adora, lo reverencia y dedica una oración. Luego se marcha tranquilamente.

A la hora acordada ya estaba en el sitio y el coche me trajo de vuelta al astillero. Cené tranquilamente y, como el segundo oficial se tenía que quedar a bordo porque al día siguiente desembarcaba y el agente se quedó con su pasaporte y permiso de salida, le dije a ver si me hacía la guardia de la noche. Sin problema, así que después de cenar volví a salir a tierra, con el tercer oficial y el segundo maquinista.

Fuimos otra vez al centro, que por la noche está precioso con todo iluminado. Nos costó bastante encontrar un bar normal y estando allí coincidimos con los relevos que embarcan ahora, capitán, jefe y segundo oficial. Después de contar batallas volvimos al barco.

Hoy me he levantado a las 5 y media para entrar de guardia a las 6 porque el segundo oficial que desembarcaba se iba a las 5 y no iba a hacer su guardia de 4 a 8, entonces nos la hemos repartido entre los 2 terceros. El otro tercero hizo de 12 a 6 y yo de 6 a 12.

Qué rabia, se supone que yo también me tenía que volver con él y llegar a Bilbao a las 12 de la noche, pero voy a tener que esperar. Todavía no tenemos noticias sobre las fechas en las que vendrán nuestros relevos, así que seguiremos aguantando el tirón.

Jon.